Primer capítulo del blog

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy ...

martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy distinto a lo que imaginé. Solo tenía ganas de divertirme con mis amigas, pero todo cambió esa noche, esa noche que no puedo olvidar.

Me llamo Yolanda y cumplí los dieciocho al terminar el curso. Vivo en las afueras de Madrid, en un barrio de lo más normal. Tengo unas amigas increíbles, se llaman Laura y Patricia, también de mi edad. Las tres vivimos por la misma zona y nos conocemos desde que eramos pequeñas. Laura es más tímida, sin embargo Patricia es la más sociable del grupo. Patricia tiene novio desde hace tres meses, él le jura amor eterno aunque ya hemos advertido a Patricia de que tenga cuidado, que ellos van a lo que van. Él se llama Alan, y su mejor amigo Ruben, que está coladito por Laura, pero ella no le hace mucho caso porque dice que ella está interesada en sus estudios.

Esa mañana de principios de julio, había quedado con Laura y Patricia, mis dos mejores amigas. Pensábamos en ir de compras para aumentar el armario, pero también porque al día siguiente nos íbamos de vacaciones juntas. Teníamos tantas ganas que de los nervios no encontramos nada esa tarde, volvimos con las manos vacías. Decidimos cenar juntas en el bar de los padres de Laura que hacen unas hamburguesas para morirte. En medio de la cena recibe Patricia un mensaje de su chico, diciéndole que hay una fiesta en casa de Ruben, que sus padres se fueron toda la semana. Estábamos invitadas a la fiesta, pero teníamos que terminar los preparativos del viaje a la playa. La insistencia de Patricia por ir hizo que decidiéramos ir un ratito. Aunque finalmente ese ratito acabó de una manera que ni a mi peor enemigo desearía.

Nos cambiamos de ropa, y nos dirigimos a casa de Ruben, fue llegar a la puerta del chalet y pensar que iba a ser un desastre. Lleno de gente que ni conocíamos, vasos y barriles de cerveza por todos lados,  las botellas volaban, los jarrones caían y la música altísima. Después de un rato, intentando bailar en el salón, encontramos a Alan, que nada más ver a Patricia le dio un efusivo beso. Olía a alcohol a kilómetros, pero a Patricia le daba igual, ella solo pensaba que era suyo y que aún así le quería. Alan se llevo a Patricia al cuarto de arriba, nosotras decidimos no meternos. Laura y yo bailábamos y bailábamos, pero también conocimos mucha gente, algo que a Ruben no le sentó muy bien. Vino con la cara desfigurada pidiéndole explicaciones a Laura de con quien hablaba y con quien no. ¡Lo que nos faltaba por oír! Laura decidió pasar de él y me pidió que fuéramos a buscar a Patricia para irnos, que ya era tarde y la fiesta para nosotras había terminado.

Subimos las escaleras, algo bastante complicado ya que había mucha gente por el medio, que si bebiendo, besándose entre ellos, bailando, incluso vomitando. Cuando llegamos a la plata de arriba, estaban todas las puertas cerradas. No sabíamos donde estaba Patricia ni que íbamos a encontrar detrás de la puerta. De repente, salió Alan de una de las habitaciones a medio vestir. Su cara no era la de chulito como siempre, era cara de preocupación. Le preguntamos por Patricia y nos dijo que se había ido. No nos lo podíamos creer, Patricia irse sin nosotras. Era una mentira como una catedral. Decidimos entrar en la habitación por la que había salido Alan. Pero, por suerte o por desgracia, la que estaba allí no era Patricia.

En esa cama, borracha, y sin saber que hacer, se encontraba Marta, la antigua novia de Ruben. Nos quedamos perplejas al ver esa situación. Alan le había sido infiel a Patricia acostándose con la ex de su mejor amigo. Parecía una historia de telenovela, pero no ahí estábamos con ese panorama. Cerramos la puerta y nos detuvimos a pensar dónde estaba nuestra amiga. Escuchamos un sonido, como de llanto que venía desde el baño. Abrimos y allí estaba Patricia, delante de la taza del váter llorando desconsoladamente. No hicimos preguntas, solo la arreglamos un poco, ya que tenía todo el maquillaje corrido, y salimos de aquella casa que ya nos había causado bastantes problemas. Recuerdo una frase muy dolorosa que dijo Patricia: 'Teníais razón'.

Esto solo era el principio, no había hecho mas que empezar.


1 comentario:

  1. Holii!! una amiga me hablo de tu blog y solo decirte que me gusta mucho y sigue asii!! :)

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