Primer capítulo del blog

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy ...

martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo 2: La triste noche

Fuimos andando hasta la casa de Patricia, ya que yo me quedaba con Laura en su casa. Intentamos animarla por todos los posibles, pero la pobre parecía un alma en pena. Estaba dolida por todo lo que había pasado y cómo había pasado. Nos sentamos en un banco de enfrente de su piso, para que se tranquilizara antes de que entrara a su casa. Después de varios suspiros, lo pensó mucho pero:

- Chicas siento haberos fastidiado la noche. ¡He sido muy tonta! Me lo advertisteis, pero yo le quería, y aun le quiero. Cuando subimos, al cabo de unos minutos se torció todo. Entramos al cuarto de Rubén, y Alan estaba muy borracho, pero no le di importancia. Nos tumbamos en la cama, me abrazó y me miró fijamente a los ojos, pero con ojos de seductor. Nos empezamos a liar, pero el quería más hasta el momento que me levanté de la cama y le dije que no estaba preparada, que así no era como quería hacerlo para su primera vez. Se levantó muy furioso, me cogió del brazo, con tanta fuerza que me hacía mucho daño. Me empezó a chillar que quien me creía que era, que no le iba a mangonear más y que si no era yo que iba a ser otra. Salió rápidamente sin mirarme si quiera, pero le seguí pidiéndole una explicación, pero se encontró de frente con Marta, y sin mediar palabra la empezó a besar delante de mi, se olvidó de que existía. Se la llevó a otro cuarto, mientras que yo me fui al baño y me imagino lo demás.

Nada más terminar, empezó de nuevo a llorar por la pena de haber perdido al chico que le gusta, pero lo que menos pensó es que se hacía un favor. Al cabo de las horas, conseguimos que se fuera a dormir y dejara de pensar en el tema. La recordamos que dentro de unas horas nos íbamos de vacaciones y que allí podría desfogarse todo lo que quisiera. Patricia abrazó a las dos chicas y las dio las gracias por lo estupendas amigas que son. Laura y yo nos despedíamos de ella con la mano mientras cerraba la puerta del portal. No sabíamos que decir, nos sentíamos mal por ella porque no se merecía lo que le había hecho ese estúpido de Alan. Decidimos no hablar de este tema con ella para que no se sintiera mal y así poder hacer vida normal, esperábamos que esas vacaciones le sirvieran de impulso. Nada más llegar a su casa nos acostamos, había sido una noche muy larga, pero sabíamos que al día siguiente no iba a ser muy diferente.

Mientras Laura y yo dormíamos juntas, en casa de Patricia había silencio ya que había conseguido coger el sueño a pesar de haber seguido llorando en su cuarto. Sin embargo, el móvil de debajo de la almohada de Patricia empezó a vibrar a mitad de la noche. Patricia miró quien era, y nada mas verlo colgó. ¿Cómo se atrevía a llamarla a esas horas después de lo que había hecho? Puso el móvil en silencio y siguió durmiendo.

A la mañana siguiente, las tres chicas despertaron entusiasmadas, algunas mas que otras. Patricia nada más levantarse desayunó, cogió su maleta y se puso en marcha a casa de Laura. Mientras nosotras la esperábamos preocupadas a ver cómo se encontraba. Nada más llegar nos contó lo de la llamada, pero no le quisimos dar importancia. El padre de Laura nos llevó a la estación, para coger el tren que nos llevara dirección a la playa. Sonó el pitido del tren, nos despedimos de los padres de Laura y nos subimos. Solo deseábamos encontrar nuevas aventuras. Se puso en marcha el tren y de repente empezó a sonar el móvil de Patricia, una llamada que nunca debió de coger.


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