Primer capítulo del blog

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy ...

jueves, 27 de noviembre de 2014

Capítulo 14: El posible adiós

Desde aquel día en la cafetería han cambiado muchas cosas, tantas que a veces ni me reconozco. Ahora mismo estoy en Londres. ¿Quién me lo iba a decir a mi? Pero antes hay que contar como he llegado hasta aquí.

Empieza la llamada por Skype ...

- ¡Buenas tardes pequeña! Que guapa se te ve, aunque se te ve apenada.
- Una de mis amigas lo está pasando mal con el novio, intentamos que lo supere.
- Ya verás como se soluciona, eres buena amiga y sabrás como hacerlo.
- Muchas gracias, al final me sacas los colores.
- Intento hacerte sonreír, eres una chica estupenda.
- Una chica estupenda atrapada aquí con millones de aventuras que vivir, pero bueno, ya ves que soy bastante soñadora.
- Eso me gusta de ti, eres diferente, especial.
- Vamos me estas llamando rara en toda regla - hablaba algo sulfurada.
- ¿En serio crees que pienso eso de ti? No eres rara, sino que tienes un toque mágico, no sabría decirte.
- Bueno por lo menos loo has arreglado jajajajaja
- Tengo que dejarte, tengo unas cosillas que hacer, dentro de poco tendrás una sorpresa.
- ¿Ah si? Joo que ilusión. Pronto hablamos guapo. Un besito.
- Un beso preciosa.

Esa conversación terminó ahí, pero como supondréis no se quedó ahí. Mientras llegaba la sorpresa, pasaron cosas demasiado rápidas y bruscas. Patricia salió de hospital días después, pero ya no era como antes. La íbamos a visitar todos los días a casa, pero se la notaba ausente y perdida. Cada día la notaba más delgada y con menos ganas, hasta que sus padres llegaron a un punto que no podían más. La mandaron al pueblo de sus abuelos paternos una temporada, donde ella iba de niña. La llamábamos todos los días, y parecía que mejoraba, dice que había vuelto a hablar con amigas de la infancia. Pero llegó un día que dejó de cogernos las llamadas, sin saber por qué. Preguntamos a sus padres, y nos dijeron que la dejáramos por una temporada, para que pudiera olvidar por completo a ese miserable. Esperábamos que cuando acabaran las vacaciones fuera todo como antes.

Sin embargo, Laura y Ruben estaban perfectamente, cada día mejor. Ruben ya no se juntaba con Alan, no sentía cómodo después de todo el daño que había producido. Laura estaba enamorada de él, tanto que por su primer mes juntos le regalo una medalla grabada con una foto juntos y detrás : 'Así tal como eres, me encantas'. Estaban muy involucrados en la relación, tanto que a veces no prestaban importancia a otras cosas. Laura había pedido un curso de italiano, con el cual venía integrado una semana a Roma a visitar la ciudad. Tanto descuidó el curso, que ni lo hizo ni fue a Roma. Se pasaba las mañana, las tardes y las noches con Ruben. A veces me preguntaba que pintaba yo ahí.

Sin quererlo, mis mejores amigas no estaban ahí tanto como quería. Solo me quedaba Josh, pero por Skype. Pero después de esa última conversación, unas semanas después me llegó una carta suya. ¡Venía un billete de avión para viajar a Londres dentro de tres días! ¿Y qué les digo yo a mis padres?¿Y qué hago? Venía una carta la cual decía:
'Esta es la ansiada sorpresa. Te habrás quedado sin saber qué hacer como sueles hacer cuando estás nerviosa. Primera preocupación, ¿cómo decírselo a tus padres? pues le dices todo lo que ha pasado y verás como te dejan venir a ver la ciudad. Segunda preocupación, ¿por qué he hecho esto? Porque eres fantástica y me has ido demostrando poco a poco lo que vales. La distancia es un muro, pero ese muro juntos lo podemos destruir. Yo he dado el primer paso, espero que te haya hecho ilusión y tu consigas dar el segundo paso. Hasta muy pronto preciosa.'
¿Ilusionada? Se quedaba corto, este detalle era lo que necesitaba para saber que le gustaba y que quería intentarlo. Y cómo podéis comprobar, me dejaron mis padres. Aquí estoy en Londres, con el chico que me gusta y practicando inglés. Llevo solo dos días, pero están siendo los mejores días de mi vida. El encuentro en el aeropuerto fue mágico. Fue verle, soltar las maletas y salir corriendo hacia él. Un gran abrazo, acompañado de nuestro primer beso, mi primer beso. La gente nos miraba, y algunos nos aplaudían. Me sentía como él me decía, especial. Es una experiencia que aún no ha terminado...




PD: Siento la tardanza, pero espero que os guste. Esta aventura no ha terminado, el twitter para seguir novedades es @ALVNVerano . En versión web hay una encuesta, con mucho gusto acepto críticas.

sábado, 8 de noviembre de 2014

Capítulo 13: El cambio

Íbamos las dos en el taxi, pálidas, nerviosas, sin saber lo que nos íbamos a encontrar. Suponíamos que no había ido bien el reencuentro entre Patricia y Alan, pero no sabíamos hasta que punto había ido de mal para que Patricia estuviera en el hospital. Estar en el taxi se nos hacía eterno, aunque solo llevábamos dentro 10 minutos. Ruben no hacía más que mandar mensajes a Laura de si habíamos visto ya a Patricia. Laura directamente los miraba y no contestaba, todo había sido culpa de su amigo, aunque realmente Ruben no tenía la culpa. Mirábamos cada una hacia un lado, sin mirar a ningún lugar fijo. En breves llegaríamos al hospital, y en cuanto llegamos fuimos volando a recepción. La recepcionista se nos quedó mirando con cara extraña debido a lo sofocadas que estábamos. Nos dio el número de la habitación y allí fuimos, en la puerta estaban los padres de Patricia. Nos resumieron lo que había pasado, pero no sabían el motivo por el que le había dado el ataque.

Salieron los médicos de la habitación, y hablaron con sus padres. Les dijeron que solo había sido un aviso, pero que se recuperaría. La iban a dejar un día más por si hubiera cambio y le volvía a suceder. Los padres nos dijeron que entráramos a ver como estaba. Pasábamos a la habitación, estaba allí tumbada, con la mirada en el infinito y parecía estar triste. Nos pusimos cada una al lado de la cama, y la miramos. Cuando nos miró a cada una, empezó a llorar y solo decía: '¡Me la ha vuelo a hacer!¡Es un cabrón!'. No hacía falta decir nada más, la había vuelto a romper el corazón. Entendemos que ella quisiera volverlo a intentar y darle una segunda oportunidad porque todo el mundo se equivoca una vez. Pero supondríamos que si lo haces una vez, podría hacerlo una segunda. Y Patricia a pagado las consecuencias de una persona que no sabe lo que es fidelidad, que no sabe tratar a una chica y no sabe ser persona. Sin embargo, intentamos tranquilizarla porque la estaba subiendo la tensión otra vez y no queríamos que sufriera más. Estuvimos allí un rato con ella contándola nuestro último día para que olvidara lo que había pasado hoy. Estaba sorprendida de nuestros cambios de pelo, pero decía que la gustaban mucho.

Después de un rato llegó la enfermera para decirnos que había terminado la hora de visitas y que teníamos que irnos. La dimos un achuchón cada una y un gran abrazo, y la enseñamos los tatuajes para que no olvidara que esta amistad es para siempre. Salimos mejor que como entramos, la pudimos consolar y tranquiliza. Solo esperamos que esa persona no regresa a su vida nunca más, es dañino para ella. Laura había quedado con Ruben cuando saliera del hospital, pero no la apetecía. Le llamó al móvil, y rápidamente se lo cogió.

- Dime amor, ¿que tal estás? ¿que tal está Patricia?
- Pues parece que va a mejor, Alan la volvió a liar y y te puedes imaginar el resto.
- ¿Y tu cómo estas? ¿Voy a buscarte?
- Pues yo estoy bien, pero no estoy con ganas de nada.
- Entonces, ¿no quedamos?
- Prefiero que nos veamos mañana, hoy estoy como apagada.
- Mmmmm, vale cariño, como tu prefieras. Si me necesitas me llamas.
- Vale amor, muchas gracias. Te quiero.
- Un beso, te quiero.

Y colgaron, la pobre está afectada. Se la nota que no está a gusto con la situación, igual que yo. Decidimos ir a una cafetería a tomarnos algo y relajarnos, que desde que hemos vuelto ha sido un poco imposible. Había una cafetería allí cerca, nos sentamos fuera, y pedimos dos cafés con leche. Empezamos a hablar del tema, tanto que ni nos dimos cuenta que el camarero nos había traído los cafés. Laura decidió irse pronto de la cafetería, yo me quedé allí, abrí el portátil y abrí el Skype. Sí, me había agregado y estaba conectado. Todo era tan mágico, la pena era la distancia. Pronto me abrió ventanita de conversación y pusimos las cámaras. Algo bonito iba a pasar en esa conversación, algo que me iba a llenar de ilusión.



PD: siento la tardanza, pero sé que os va a gustar. Seguidme en twitter @ALVNVerano y podéis comentarme lo que queráis. Todas las novedades allí.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Capítulo 12: El rechazo

Patricia sacó todo lo que había en la maleta, con bastante prisa, tenía ganas de ver a Alan, abrazarle, besarle, decirle que le a echado de menos y que no quiere separarse de él. Nada más terminar, dios dos besos a sus padres y cogió dinero para el taxi. Mientras bajaba las escaleras del piso, llamaba al taxi y escribió un mensaje a Alan: 'En nada nos vemos mi amor estoy deseando verte y que todo sea como antes'. Era bastante raro, hace una hora que no se conectaba. En nada llegó el taxi, mientras estaba allí metida pensó en el momento de volver a verse. Tanto pensó que rápido llegó, tenía mariposas en el estómago, como en las primeras citas.

Entro dentro del hospital, se notaba el ambiente distinto, ese ambiente de desilusión y de ganas de salir de allí. Preguntó por la habitación de su chico, la habitación veinte de la tercera planta. Mientras subía en el ascensor, notó una sensación de que algo no iba bien. Intentó ignorarlo y seguir con el camino a la felicidad. Salió del ascensor y a unos pocos metros estaba la habitación. Pero se encontró una situación que jamás se imaginaría, allí estaba a su lado, durmiendo juntos. No pudo entrar dentro, la presión en el pecho la aprisionaba. Cómo podía haberlo hecho otra vez y con esa chica, era un miserable. De repente, Patricia se desplomó, los médicos acudieron a por ella, la había dado un ataque de nervios. Mientras la subían a la camilla para llevarla a una habitación, Alan desde la cama, por el espacio de la puerta vio el momento, la había perdido para siempre. Esta vez Patricia se había hundido, había caído en ese amor que no funciona, que hace daño, que no es real, directamente es una mentira.

Nadie conocía lo sucedido, solamente sus padres, a lo que llamaron a prisa los médicos. Laura y yo llegaríamos pronto a la estación, y encontraríamos a Patricia en uno de los peores momentos.

Ya estábamos allí, en la estación que nos dejó marchar, esa estación que nos traía algunos recuerdos. Allí estaba esperándola, con un ramo de rosas rojas y con una nota. Ella nada más verlo, tiró todo al suelo y corrió a sus brazos, un fuerte abrazo hizo que cayeran los dos al suelo. Parecía una instantánea de una película, pero era real. No quería estropear el momento, por lo que me fui con mis padres a casa, estaba bastante cansada del trayecto. Mientras iba en el coche, llamé a Patricia para decirla que habíamos llegado, pero nada, después de varias llamadas no me lo cogía. Seguramente estaría aprovechando el tiempo con Alan. Sin embargo, Laura y Ruben, después de dejar la estación fueron a dejar las maletas de ella a su casa y después a merendar. Ella tomaba un batido de chocolate y él uno de vainilla, mientras se hacían carantoñas de tortolitos enamorados. Después de ese momento romántico dieron un paseo, un paseo que acabó en un parque, sentados en un banco, besándose. Pero de repente recibió un mensaje, era de la madre de Patricia, que extraño. No era una buena noticia, Patricia estaba hospitalizada, la había dado un ataque de nervios.

Rápido me llamó, y me contó lo poco que sabía. Las dos sabíamos lo que teníamos que hacer, pero también que este momento iba a cambiar todo.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Capítulo 11: El regreso

Entre pensamiento y pensamiento, Patricia se quedó dormida. Tan dormida, que Ruben la tuvo que despertar cuando habían llegado. Allí estaban, los dos en la estación, donde había empezado la aventura. Cada uno en un instante recordó todo lo que había ocurrido, no dejaban de pensar que fue maravilloso. A Ruben le vino a recoger un colega y a Patricia sus padres, se despidieron entre ellos y cada uno por su camino.

Patricia lo primero que hizo fue llamar a Alan, pero nada, no se lo cogía. Que extraño, a lo mejor le estaban haciendo alguna prueba. Primero tenía que ir a su casa a dejar las maletas y después iría a ver a Alan al hospital. En el coche no hacia más que mirar el tattoo que se había hecho, que estarían haciendo ellas, seguramente alguna locura para no variar. Mientras, Ruben iba en la moto con su colega, no hacía más que pensar en esa chica que le volvía loco. Ella es tan perfecta, hace que cualquier cosa sea increíble. Solo quería que todo fuera bien, iba a poner todo de su parte.

En otro lugar, en aquel apartamento de la playa, dos adolescentes con ganas de disfrutar. Laura y yo no nos despertamos muy tarde, queríamos ir a la playa e ir de chiringuitos. Tantas ganas teníamos de aprovechar esas pocas horas allí, que ni desayunamos, nos vestimos corriendo y salimos del apartamento. Tan deprisa fuimos que no nos dimos cuenta que nos habíamos olvidado la sombrilla. Pero no volvimos a por ella, solo disfrutamos del sol dándonos en la piel, bañándonos en el agua fresquita del mar y sobre todo, de aquellos momentos que no volverían a pasar. Después fuimos al chiringuito de la playa, Laura se pidió una piña colada y yo un mojito. Estábamos allí tan tranquilas disfrutando del momento con la música, pero apareció alguien que no esperábamos. Manuel se acercaba hacia nosotras, muy decidido, con una gran sonrisa.

- Buenos días chicas, ¿estáis disfrutando? Me pasaré esta tarde a por las llaves, sobre las seis o así.
- Todo bien, pásate cuando quieras. Nuestro tren sale sobre las nueve o así.- dije yo
- Vale perfecto, pasároslo bien y disfrutar.

Nos sorprendió, fue simpático aunque después de lo que la hizo a Laura nos parecía un niñato. Pero Laura no le preocupó para nada que apareciera, más bien le ignoró. Terminadas las bebidas fuimos hacia el apartamento, pero en el camino pensamos que nos hacía falta hacer una locura, pero una locura de las de verdad. Entramos en una peluquería, pensando en un cambio de look radical. Acabamos mejor de lo que esperábamos, esas peluqueras tenían unas manos prodigiosas. Laura se hizo un corte de a media melena con flequillo recto, con una mechas castañas claras que pegaban bastante con su color de castaño oscuro. Y yo me teñí el pelo de color negro, me corté el flequillo de lado y me puse extensiones. Salimos que no parecíamos nosotras, nos encantó porque pensamos en la cara de nuestros padres y de nuestros conocidos, y no nos iban a reconocer. Ya eran las tres de la tarde, no nos apetecía cocinar, por lo que fuimos a comer fuera. Fuimos a la pizzería donde estuvimos con Josh y sus amigos, estaban deliciosas. Nos atendió el mismo camarero, muy simpático.

- Buenos días, ¿qué deseáis?
- Una pizza familiar de barbacoa y dos refrescos de limón.
El camarero fue a la cocina a decir el pedido y regresó con las bebidas y con algo más en la mano.
- ¿Eres la otra chica del otro día?¿La que viniste con Josh?
- Si, ¿por qué?
- Estás tan cambiada que no te había reconocido. Josh me dejó esta nota para ti.
- Muchas gracias.

Se marchó, y nos quedamos a cuadros. Era una nota metida en un sobre pequeño, la abrí y estaba escrita a mano. La empecé a leer con Laura:
"Gracias por el poco tiempo que hemos estado juntos, sabía que volverías porque la pizza está deliciosa. Decirte que nos volveremos a ver pronto, muy pronto y seguramente esta amistad se retome. Pásalo genial lo que queda de verano e inicia la etapa universitaria con muchas ganas. Hasta muy pronto, Josh. PD: guardaré en mis ojos tu última mirada."
Me quedé con una sonrisa, que me sentó la pizza mejor que nunca. Terminamos la pizza, pagamos y nos fuimos. Cuando llegamos a la puerta del apartamento, estaba allí quieto en la puerta esperándonos, Manuel venía a por las llaves del apartamento. Nos quedaba muy poco tiempo para marcharnos, tan poco tiempo que nos quedaba recoger lo que nos quedaba por medio y pedir un taxi. El taxi no tardó, nos despedimos de Manuel y nos montamos al taxi. Que rápido había pasado, y ya volvíamos a casa. En poco tiempo estábamos en la estación de tren. ¿Quién nos iría a recoger a la estación? Yo tenía claro que mis padres, pero a Laura, ¿iría Ruben a recibirla?...


PD: siento el retraso de los capítulos, espero que la espera haya merecido la pena. Todas las novedades de los capítulos en el twitter @ALVNVerano