Primer capítulo del blog

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy ...

miércoles, 24 de junio de 2015

Capítulo 17: El amor lo puede todo

Eran aproximadamente las cinco de la tarde, Patricia ya estaba en Madrid, sus padres fueron a por ella al pueblo. No quiso despedirse de sus amistades de la infancia, tal vez lo hiciera por Facebook o quizás no. Ese tiempo allí solo la hizo darse cuenta de quién era ella en realidad. Esa vida de fiesta en fiesta no era la suya, pero ya había dado el paso para cambiar.

Lo primero que hizo fue llamar a Laura, pensando que estaría conmigo. Pero no fue así, ella estaba con Ruben. La contó mi pequeña aventura londinense, además de su próspera relación con Ruben. Patricia estaba muy contenta por Laura, pero después de su horrible relación con Alan no se fiaba totalmente de Ruben, alguien que había sido amigo suyo. Sin darles más vueltas quedaron esa misma tarde para tomar algo y ponerse al día, pero primero tenía que pasar por casa.

Nada más llegar a casa, sus padres la entregaron una caja, contenía todas las cartas que le había mandado Alan hasta el momento. Directamente las tiró a la basura, era una etapa ya terminada, que por muchas cosas bonitas que pusiera y por muy arrepentido que estuviera, ella ya no quería saber nada de él. Sus padres al ver esa escena, sabían que habían recuperado a su hija, y la abrazaron lo más fuerte que pudieron. En ese momento recordó Patricia que tenía que deshacer la maleta y arreglarse que a las siete había quedado con Laura. Eran las seis en punto, tenía una hora, menos mal que habían quedado cerca de casa. Prefirió darse una ducha, arreglarse e irse volando, y la maleta la desharía cuando volviera.

Sin saber cómo, Patricia llegó puntual, pero no lo mismo hizo Laura, que llegó diez minutos tarde y, además, vino con Ruben. Estaba claro que Patricia se había perdido mucho, y que pensaba que era tarde de chicas. No quedaba otra que poner buena cara y esperar a cómo iba la tarde.

Sin embargo, en Londres, era el último día para una persona enamorada. Después de este poco tiempo juntos, separarme de él se me hacía triste. Incluso pensé en cómo sería la relación a distancia, si duraríamos, si el no estaría con otra, ... Tantas cosas se me venían a la mente que no sabía como llevar ese día. Josh me lo notaba en la cara, que estaba triste, pero yo también notaba que él también me iba a extrañar. Mi vuelo salía a las nueve y media de la noche, así que decidimos que ese día nos lo íbamos a dedicar a estar relajados, él y yo. Fuimos al 'The Spa Dolphin Square', un sitio con un estilo marroquí. Antes de entrar tuvimos la típica discusión de quién paga, al final por cabezonería pagó él. Elegimos el masaje llamado 'Shea Butter Masaje', que se hace con una mezcla de aceites marroquíes exóticos. Nos metieron en una sala, donde nos teníamos que desnudar menos la ropa interior y ponernos boca abajo en la camilla. Salía mi timidez, y me empecé a poner roja, él se dio cuenta y rápidamente me di la vuelta para que no me viera. Cuando yo termine, él ya estaba tumbado en la camilla, observándome. Yo hice lo mismo  y me tumbé en la camilla, hasta ese momento no me había dado cuenta de lo hermoso que es. Es tan perfecto.

Los aromas de la sala y el masaje nos dejaron muy relajados, parecía que veníamos de un mundo sin problemas, donde todo va bien. Esto hizo que olvidará un poco mi marcha a Madrid. Luego fuimos a su casa, para que terminara de hacer la maleta y comer allí tranquilamente. La verdad es que Josh es muy buen chef, tiene mejores cualidades que yo en la cocina, que hacer un huevo frito para mi es una aventura. Comimos y nos tumbamos en el sofá, no parábamos de abrazarnos y besarnos, aprovechar todo el tiempo. De repente, pensé, ¿y si ya era el momento? ¿y si él era el chico?, pero y si me equivocaba. En ese momento me dí cuenta que él me observaba como si fuera un bicho raro.

- ¿Por qué me miras así?- le miró como extrañada, disimulando.
- Te pasa algo, y no tiene que ver con tu marcha. Te has empezado a poner colorada.
- Nada, solo que voy a extrañar estos momentos.- me ha pillado, miento fatal.
- ¿Segura? Creo que me estas mintiendo, sea lo que sea me lo puedes contar.

¿Qué hago se lo digo? ¿Y si piensa que soy una cría? ¿Y si se ríe de mi? Porque claro él ya lo habrá hecho con muchas mujeres.

- Pues haber como te lo digo sin que suene mal ....
- Tranquila, Yolanda.
- Pues, que yo nunca he hecho nada fuera de lo normal con un chico, no sé si me entiendes.
- Claro que te entiendo, y siento si te he dado a entender eso. Yo solo quiero aprovechar este tiempo a tu lado. Y no te quería incomodar con eso, pensé que no eras virgen. Esperaré el tiempo que haga falta, seguro que nos volveremos a ver.

Estas palabras me han dejado sorprendida, ¿quedaban de estos chicos en el mundo? Después de lo de Laura pensaba que no.

- Me gustaría que fueras tú ese chico especial. - dije muy nerviosa.
- No hay por qué tener prisa, ese momento será especial. - y medio un beso en los labios.

Sabía que había encontrado al chico ideal, no tenía prisa por esperar a que me sintiera segura. Ahora más que nunca me quería quedar a su lado y no marchar. Pero, después de conversaciones, besos, mimos y abrazos, tenía que llevarme al aeropuerto, no quería llegar tarde y perder el vuelo, aunque deseara que fuera así. Facturamos mis maletas, y llegó la hora de despedirme. Sin querer se me saltaban las lágrimas.

- Cariño no te preocupes, no llores. Pronto volveremos a vernos, ya lo veras. Esto no es un adiós, es un hasta pronto. Quiero que sepas que, aunque haya sido poco tiempo, me he enamorado de ti, eres una chica especial, y como tú no hay ninguna. Que aunque estés lejos, solo existirás tú en mi corazón. Te voy a echar mucho de menos, pero recordar estos días junto a ti harán que la llama no se apague. Te quiero, y por ti haría cualquier locura.

Ahora sí no podía parar de llorar, no tenía consuelo, me quería y hasta a saber cuando no volvería a estar con él.

- Yo Josh estoy enamorada de ti, desde aquel día que te marchaste y te despediste con una nota. Después de estos días juntos me he dado cuenta que eres el chico que buscaba y no quiero a otro igual. No sé cómo llevaremos la distancia, solo espero el volver a verte. Te quiero, hasta la ultima estrella del cielo.

Y con beso largo y con sentimiento me despedí de él, entre lágrimas seguí mi camino hacia el avión. Antes de montar mandé un mensaje tanto a mi madre como a mis amigas de que regresaba, echaba de menos a mi familia y a mis amigas, aunque ahora no podía pensar en ello.

Mientras tanto, en una terraza de un bar de Madrid, había un ambiente aburrido, incluso irritante, Patricia no estaba cómoda.