- Mira Laura, lo que vamos a hacer es salir de aquí, pero
salir de aquí por la puerta de atrás del bar sin que nos vea y vamos decidiendo
sobre la marcha, pero no vuelves jamás a verle. No permitiré que te vuelva a
poner una mano encima.
- Tampoco es para tanto, quizá tiene que cambiar.- dice Laura
entre sollozos.
- ¿Qué tiene que cambiar? Laura tú no te estás escuchando. Si
te ha pegado una vez, puede haber una segunda. – dijo Patricia con tono
decidido y cogiéndola de la mano para salir de allí.
Patricia y Laura salen del baño, dirección a la puerta de atrás
del bar, sin ningún problema por parte de los empleados. Apoyadas en la puerta
de atrás, pudieron ver que sería imposible verlas. Uno, dos y tres, salieron
corriendo sin rumbo, pero sin mirar atrás. Quizá en otro momento se hubieran reído
de aquella locura, pero ahora mismo su motivo es tan peligroso que no hay
tiempo para ello. En la primera boca de metro se metieron, sabían que allí
aunque las encontraran hay seguridad. Mientras pensaban que hacer, no hacían más
que llegar mensajes amenazadores al móvil de Laura. Así que cogemos el metro en
la parada de Sevilla. Desde allí fuimos al centro de salud cerca de donde
vivimos, donde la hicieron un reconocimiento completo. Además relató al médico
que nos atendió, todas las agresiones. La dieron un parte de lesiones, para
presentarlo en caso de que lo denunciara.
Mientras andaban por las callas sin saber dónde, no hacía más
que sonar el móvil de Laura entre llamadas, mensajes y washaps poco agradables.
Hasta que Laura harta de oír el móvil sonar, lo cogió enfurecida, ya no
sollozaba, ya se daba cuenta de todo.
-¡Mira, estoy harta de esta situación! No vas a cambiar y yo
así no quiero seguir. He ido a hacerme un parte de lesiones, si no desapareces
de mi vida te voy a denunciar por violencia de género y voy en serio. – dijo Laura
decidida.
-De acuerdo, siento todo lo ocurrido. Nunca quise pasar el
límite.
-Hasta luego Ruben. – y colgó.
Se acabó, y de la manera más impredecible. Fue lo mejor que
la pudo ocurrir, solo esperemos que cumpla su palabra. Por lo menos no hubo más
llamadas, ni mensajes, ni washaps.
Patricia y Laura pasaron la tarde en casa de Patricia, era lo mejor, no dar explicaciones en el día de hoy. Escuchaban música, no dejaba de sonar la canción Miénteme de Xriz, aquella frase: lo siento amor, dame una oportunidad. Por la noche hicimos una llamada a dos por Skype, y después de verlas como me contaban lo que había pasado, no podía imaginarme el infierno que tenía que haber pasado Laura. Se puede querer a una persona, ¿pero hasta que límites? Quizá que hasta que no lo vives no puedes hacerte una idea. Estuvimos parte de la noche hablando de mi viaje, intentando dejar la mala experiencia aparte. Las conté mis preocupaciones, cómo me sentía y cómo imaginarme ahora sin él, después de este magnífico sueño, pero un sueño de lo más real. Pasando la noche entre lágrimas y risas, a las tres de la mañana decidimos irnos a dormir y quedaríamos a la tarde siguiente para hablar de la fiesta, no quedaban más que dos días, dos días para el 31 de agosto.
“Buenos días princesa. Seguramente lo leas por la mañana. Solo quería decirte que te quiero y no dejo ni un segundo de pensar en ti. Eres la mejor casualidad en mi vida, eres un sueño hecho realidad. Gracias por en tan poco tiempo haberme hecho el chico tan feliz, por ser tan divertida, tan inocente en algunos casos, tan cariñosa. Tú estas lejos, pero mi corazón está contigo. Te quiero princesa.
PD: Buenos días princesa. He soñado toda la noche contigo. Íbamos al cine y tú llevabas aquel vestido rosa que me gusta tanto. Solo pienso en ti princesa... pienso siempre en ti.”Mi cara al leerlo por la mañana era de una chica enamorada hasta la médula, con lágrimas de emoción, como una chica como yo podía haber encontrado un chico como él. Pero sin darme cuenta, llamaron a la puerta, fui corriendo a abrir ya que mis padres no se encontraban en casa. Mi cara de asombro era impresionante, se encontraba un hombre con una ramo de rosas y una nota para mi. Cogí el ramo, le di las gracias y cerré la puerta. Apoyada en la pared, oliendo las flores, y leí la nota:
“Prefiero morir mañana, que vivir cien años sin conocerte. Te amo”
PD: Espero que os guste el nuevo capítulo y estoy abierta a todo tipo de críticas. Siempre se puede mejorar. Saludos y que todos vuestros sueños se cumplan.
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