Primer capítulo del blog

Capítulo 1: El verano

Que maravilloso verano había pasado, lleno de días en la playa y con mis amigas todo el día. ¿A quien quiero engañar? Mi verano ha sido muy ...

martes, 7 de octubre de 2014

Capítulo 3: El largo viaje

Miró el móvil, es de desconocido, no lo suele coger, pero esta vez si lo hace.

-¿Si?
- Hola Patricia, soy Ruben. No tengo buenas noticias.
-¿Qué ocurre?
- Alan no se encuentra bien...
- Mira no me importa, ayer me dejó muy claro que no estábamos hechos el uno para el otro. Así que dile que si le pasa algo que llame a tu ex, que se conocen muy bien.
-¿Cómo? ¿Se puede saber que ha pasado?
- Si tan amigos sois que te lo cuente él, aunque se ve que no lo sois mucho.
- Bueno, a lo que iba, Alan está en urgencias. Ayer con la borrachera que llevaba encima, cogió la moto y tuvo un accidente. Está bastante grave.
-¿De verdad?¿No me estarás mintiendo porque te lo ha dicho él para que vuelva?
-Te lo digo de verdad, tú creetelo si quieres.
-Lo siento tengo que colgarte, adiós.
- Pero...
Pipipipipi...

Ella colgó, no sabía si sentir dolor, lástima, furia, no sabía nada. Después de haber pasado tan mala noche, solo le quedaba pasarlo bien en la playa, pero parecía imposible ya que le persigue hasta en el viaje hacia allí. Nos miró y con la mirada nos imaginamos que no eran buenas noticias. Cuando nos lo contó nos quedamos con cara de que ya no podía pasar nada más, pero sí, lo peor fue que Patricia pensaba volver para estar al lado de Alan. No sabíamos como reaccionar, si matarla o comprenderla, pero solo supimos decirla que haga lo que sienta de verdad, pero mirando las consecuencias. Esto no se si hizo el viaje más largo o más corto, pero no fue nada divertido. Al final Patricia decidió quedarse, no pensaba que fuera tan grave y no se merecía dejar sus vacaciones por alguien que la desechó como un pañuelo usado.

Y de repente, allí estábamos, en la última parada de nuestro viaje. Ese momento tan deseado, que solo esperamos pasarlo bien. Después de pasar este duro curso, y después de los últimos acontecimientos, ya era hora de tener nuestro momento de relax. Con nuestras maletas en mano y nuestras inmensas ganas cogimos camino hacia el apartamento. Y después de un rato, lo encontramos y tenía una fachada preciosa. Paredes blancas y madera oscura, una buena combinación.

Entramos al apartamento y cual fue nuestra sorpresa, que estaba el dueño dentro, pero menudo dueño. Chico de unos 23 años, alto, piel morena, pelo castaño, ojos verdes y todo lo demás nos deja a la imaginación. Comenzó a hablarnos y pidió disculpas porque su padre no había podido darnos la bienvenida, pero para eso había venido él. Nos enseño toda el apartamento, de tres habitaciones, dos baños, cocina-salón-comedor y piscina con vistas al mar. Era todo un sueño, pero lo mejor fue cuando nos invitó a una fiesta en la playa esa misma noche. Nosotras no pudimos decirle que no con esa sonrisa, además de que parecía muy simpático. Nos dio dos besos y se marchó, nos dijo que tenía que ir a preparar las cosas de la fiesta. 

Nada más irse, echamos una carrera hacia las habitaciones para elegir cual queríamos y de un vuelo caímos en la cama. Tan blanditas, tan luminosas y con terracita particular. Aunque no todas estábamos muy contentas, a Patricia esa llamada la había dejado bastante afectada. Pero bueno sin perder más tiempo, deshicimos las maletas y fuimos a hacer la compra. Nos esperaba una gran tarde, pero una noche aún mejor.


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